LA FAMILIA DE JESUS

A continuación, agregamos un contenido ya editado en el año 2000; algunos párrafos corresponden a material histórico:

Toda persona es mucho más que una estructura biológica inteligente y con capacidad para originar ideas y pensamientos.  Es fundamentalmente, un ser espiritual o espíritu de existencia infinita que nace en esté mundo dentro de una familia, como en medio más adecuado para evolucionar espiritualmente.

Con estos conceptos se entiende por qué la familia representa un valor fundamental en los principios doctrinarios de la Escuela.  Desde sus orígenes, se buscó esclarecer todo lo referente a la familia de Jesús, y se tuvieron diferentes aclaraciones recibidas del Bien, en referencia a diversos hechos que vivieron sus integrantes.

Para los discípulos de Jesús , la familia del Maestro se formó con el amor y la virtud de María y de José.  Ellos conformaron un matrimonio judío que recibió con alegría a sus siete hijos biológicos, a quienes prodigaron sus sentimientos más puros y protección por igual.

Se dan a conocer algunos aspectos de esa familia cuyos detalles se recibieron por medio de la comunicación espiritual, mediante la actividad intuitiva de la mente.  De esta manera, se lograron elaborar imágenes mentales que recrearon escenas de hechos vinculados al Maestro y a su núcleo familiar.

En la medida que lo permita el estado evolutivo de quienes estamos en condición humana, podremos recibir nuevas aclaraciones espirituales a interpretar.  Mientras tanto, las religiones poseemos solo partes de una verdad.

ALGUNOS ASPECTOS DE LA FAMILIA DE JESÚS

Esta temática aclara, a  través de la actividad intuitiva de la mente, distintos sucesos referidos a la vida familiar del Maestro, conocidos por medio de descripciones espirituales que tuvieron lugar con la presencia espiritual de Jesús de Nazareth, con el objetivo de hacer conocer aspectos humanos de los Redentores y el modo de vida de una familia judía de aquella época, en la antigua Palestina, bajo el poder del Imperio Romano.

El Bien, de este modo, amplió el conocimiento espiritual acerca de la gestación y posterior nacimiento natural del Redentor que fue el penúltimo de siete hermanos en el seno de esa familia.  Esto obedece a que el Maestro debió aprender a compartir con sus consanguíneos, de la misma forma que cualquier otro niño judío, las alegrías y los sinsabores que ocurren en el diario vivir.  Además, supo convivir desde temprano con sus hermanos de sangre, aunque no traían misión, sino que llegaron con el compromiso de lograr su evolución espiritual.  Los amó y proyectó desde el pequeño núcleo familiar, el gran amor que luego habría de irradiar sobre la humanidad toda.